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Hildebrandt: Mi pleito con Scorza

Publicado: 2010-04-27

He aquí lo que dijo el periodista César Hildebrandt sobre su pleito con el escritor Manuel Scorza. Fue en diciembre de 2008. César Hildebrandt presentaba la reedición de su libro de entrevistas Cambio de palabras, en la Feria del Libro Ricardo Palma, junto a los periodistas César Lévano y Pedro Salinas. Aplaudible el arranque de sinceridad.

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"Lo que decía César hace un rato, ¿no? [se refiere a César Lévano] Cómo de algún modo las entrevistas son también retratos fugaces, y, a veces, deleznables, porque fueron diálogos distorsionados por la cólera, por el momento. Yo, por ejemplo, en relación a esa entrevista con Manuel Scorza, yo me arrepentí de haber sido tan feroz con Scorza, de haber sido tan feroz con su prosa. Y con los años llegué a la conclusión, muy triste para mí —esto no está en el texto que va a salir mañana en La Primera [efectivamente, no se publicó], ah, porque es inconfesable, sólo es confesable en este auditorium donde, por supuesto, no reconoceré [transcripción] haber dicho lo que voy a decir—. Bueno, yo, con los años, llegué a la conclusión de que mi hostilidad hacia Scorza venía de mi admiración por Vargas Llosa y la enemistad profunda, absoluta, entre Vargas Llosa y Scorza, y el hecho de que de algún modo ambos representaran dos vertientes muy diferentes en la interpretación del Perú. Así que sigo pensando que la prosa de Scorza es una prosa muy cuestionable, pero si Scorza viviera, si tuviéramos la posibilidad de hacer una nueva entrevista, yo no trataría a Scorza como lo traté. Sin embargo, debo reconocer que es una entrevista atractiva, tiene el glamour de la contienda, ¿no? Vargas Llosa llegó a escribir uno de los textos más perversos que se han escrito en la literatura peruana, y era un texto sobre la huachafería. Y en ese texto, que se llamaba 'Un champancito, un champancito, hermanito', llegó a decir que, bueno, huachafos éramos todos, él también era huachafo, la huachafería era una institución peruana, una institución limeña, pero que en el reino de lo huachafo, Scorza era una especie de Everest, Himalaya, cumbre, Huascarán, Aconcagua, t… Y llegó a decir algo que nunca, nunca pensé que Vargas Llosa podría decir de alguien. Dijo: 'En el caso de Scorza, hasta la puntuación es huachafa'. Es asombroso, ¿no? Es asombroso, porque efectivamente hay algo en la puntuación… Lo que sí es huachafo en Manuel, era huachafo en Manuel, ¡pero nadie se lo dijo, maldita sea!, era cuando cambiaba los verbos introductivos de las oraciones, ¿no? Tatatatatá, dijo Garabombo; tatatatatá, dijo el Nictálope; tatatatatá, dijo tal… el juez Montenegro. Entonces, él llegó a la conclusión de que no podía estar diciendo dijo, dijo, dijo, que es el verbo introductivo ritual de la literatura. Entonces, pone ya: Espetó, argumentó, imaginó… ¡Madre mía! A la vigésima ocurrencia del jazz, me voy a vomitar. Yo no lo soportaba. Pero es injusto lo que digo, desde luego, porque Scorza es muchísimo más que un verbo introductivo cambiado, ¿no? Scorza es muchísimo más que eso. Scorza llegó a ser un gran escritor. No sé si un gran novelista, pero sí un gran escritor".


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Letras y otros placeres

Una cita con la palabra escrita y las artes