El último domingo, Jaime Bayly dejó la caballerosidad de lado al referirse a las fans que José Luis Rodríguez “El Puma” dejó plantadas en un almuerzo organizado por el programa “Amor, amor, amor”. Para él, fueron “cuatro o cinco viejas locas… escapadas del Larco Herrera”.

Está bien que en una broma todo esté permitido, pero ¿era necesario —después de haber pasado el desaire de su vida en televisión, debido al plantón de “El Puma”— mancillar la dignidad de estas señoras?

He aquí lo que dijo: “Y, entonces, había un grupo de señoras, que creo que habían escapado del Larco Herrera o algo así, que querían comer con El Puma (el cantante José Luis Rodríguez). Eran cuatro o cinco viejas locas. Lograron escapar de alguna clínica…”. Más adelante, nuevamente las llama viejas locas.

No es la primera vez que usa esos términos en televisión, y la repetición siempre es desagradable. No esperamos que peque de zalamería con las mujeres que no conoce así como peca de fujimorismo en su trato con Keiko Fujimori, pero sí que se demore un poco antes de encontrar las palabras precisas para que la broma mantenga el buen gusto que ha sabido cultivar hasta ahora.